lunes, 28 de junio de 2010


No me llames extranjero
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No me llames extranjero, por que haya nacido lejos. O por que tenga otro nombre la tierra de donde vengo. No me llames extranjero, por que fue distinto el seno.
O por que acunó mi infancia otro idioma de los cuentos. No me llames extranjero si en el amor de una madre. Tuvimos la misma luz en el canto y en el beso, con que nos sueñan iguales las madres contra su pecho.

No me llames extranjero, ni pienses de donde vengo. Mejor saber donde vamos, adonde nos lleva el tiempo. No me llames extranjero, por que tu pan y tu fuego, calman mi hambre y frío, y me cobije tu techo.

No me llames extranjero, tu trigo es como mi trigo. Tu mano como la mía, tu fuego como mi fuego. Y el hambre no avisa nunca, vive cambiando de dueño. Y me llamas extranjero por que me trajo un camino.

Por que nací en otro pueblo, por que conozco otros mares. Y zarpé un día de otro puerto, si siempre quedan iguales en el Adiós los pañuelos, y las pupilas borrosas de los que dejamos Lejos, los amigos que nos nombran y son iguales los besos. Y el amor de la que sueña con el día del regreso.

No me llames extranjero, traemos el mismo grito. El mismo cansancio viejo que viene arrastrando el hombre desde el fondo de los tiempos, cuando no existían fronteras. Antes que vinieran ellos, los que dividen y matan. Los que roban los que mienten los que venden nuestros sueños, los que inventaron un día, esta palabra, extranjero.

No me llames extranjero que es una palabra triste, que es una palabra helada, huele a olvido y a destierro. No me llames extranjero mira tu niño y el mío. Como corren de la mano hasta el final del sendero.

No me llames extranjero, ellos no saben de idiomas, de límites ni banderas, míralos se van al cielo, por una risa paloma que los reúne en el vuelo.

No me llames extranjero, piensa en tu hermano y el mío. El cuerpo lleno de balas besando de muerte el suelo. Ellos no eran extranjeros se conocían de siempre, por la libertad eterna e igual de libres murieron.

No me llames extranjero, mírame bien a los ojos, mucho más allá del odio, del egoísmo y el miedo.... Y verás que soy un hombre, no puedo ser extranjero.

Rafael Amor

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